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Los desencuentros del peronismo acercan a Frigerio al sillón de Urquiza

El peronismo entrerriano sigue sin generar un espacio de confluencia que permita unificar criterios de estrategia electoral y menos consensuar un armado que contenga a “Todos”.

Esperan el regreso de Gustavo Bordet desde Estados Unidos para que defina estrategias, posicione candidatos, logre la unidad y determine fecha de elecciones.

Una de las tantas frases célebres de Perón era: “Los peronistas somos como los gatos. Parece que nos estamos peleando y en realidad nos estamos reproduciendo”. Este escenario provincial parece no ser el caso.

Los peronistas pueden ser como los gatos, como decía Perón, pero hay ocasiones, mejor evitarlas, en las que se vuelven como las viudas negras, las arañas que se comen entre sí.

Es ahí donde el “sálvese quién pueda” puede tener más arraigo.

Hay quienes sostienen que el único salvador para la continuidad es Adán Bahl, un candidato fácil de mostrar. Su antecedente como Ministro de Gobierno de Sergio Urribarri lo muestra como un hábil gestor y oferente de soluciones prácticas. Esa capacidad de gestión la ratifica al frente del municipio de la Capital Administrativa de la provincia.

La única preocupación que lo aqueja es un fallo de la corte suprema que devuelva el expediente de la causa contratos a la orbita provincial y sea justo en medio de la campaña electoral.

Esa devolución implicaría el avance de la “causa contratos segunda temporada”.

Por ahora, Bahl exige ser el armador político exclusivo de las listas de legisladores. Algo que ningún sector interno avala.

Gustavo Bordet sigue siendo el Gobernador y presidente del PJ provincial. Nadie imagina al dirigente con mejor imagen del peronismo, cediendo frente a las pretensiones de su ex vice.

Aparece Sergio Urribarri en escena. “Vamos a dar la batalla hasta el último voto”, dijo ayer frente a la militancia en Paraná.

Ratifica a cada instante que quiere ser candidato, si no lo deja el Superior Tribunal de Justicia por considerarlo inhabilitado constitucionalmente a un tercer mandato, seguramente querrá ser parte de la futura legislatura.

Es el único peronista que le da pelea a el máximo rival opositor del gobierno, Rogelio Frigerio. El único que “lo pelea”.

Un sector de la militancia peronista lo considera un par, le juega a favor su empatía con el militante de base.

Enrique Cresto desde Concordia no logra poner en caja el mismo desorden. En Paraná, el gran botín electoral, teje alianzas con la ex intendenta de la capital y diputada nacional, Blanca Osuna. Habla con Julio Solanas, su ex compañero de fórmula, para encolumnar al sector detrás de su candidatura. Si lo logra, Cresto se irá transformado en una opción de poder real que seducirá al militante desconcertado.

Sin embargo, el primer desafío será ordenar la capital del citrus o del, hasta ahora, peronismo.

Se muestra con un pre candidato a sucederlo. Armando Gay. Un gesto hacia Bordet. Gay, dicen en Concordia, es amigo personal del actual mandatario.

Sin embargo, aparecen otras opciones. Alfredo Francolini ya es pre candidato. Lo ratificó. Angel Giano se mueve en el territorio emulando a Urribarri. Genera empatía con los ciudadanos en un mano a mano casi cotidiano. La lista sigue. Hay más dirigentes con las mismas pretensiones.

Laura Stratta es, por ahora, la única mujer que se muestra como opción. Es quizás la que menos exposición judicial pueda tener en plena campaña. La causa contratos llega hasta el ex vice gobernador Bahl.

Ser mujer le da un margen de crecimiento y expectativa a un género que, por ahora, no pudo gobernar la provincia.

En su entorno aseguran que “si María Eugenia Vidal pudo ser gobernadora en Buenos Aires, Laurita tiene chances”, se ilusionan con argumento.

Sin reforma de la orgánica provincial del partido justicialista, todo quedará igual. El que gana gobierna, el que pierde acompaña. Es la única alternativa que existe hoy. Sin modificaciones, los desencuentros y la ambición de algunos dirigentes ponen en riesgo la continuidad de un gobierno peronista.

Con todo esto, pierde fuerza aquello que afirmaba Perón. Da la impresión que el peronismo, lejos de reproducirse, genera anticuerpos internos entre los dirigentes que le acercan el sillón de Urquiza a Rogelio Frigerio.

Con sonrisa a flor de labios, desde el entorno del blondo dirigente de Juntos niegan que el amigo de un amigo esté tallando el bastón, en alusión a Juan Carlos Pallarols.

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