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Politica

La interna derrumba el apetito electoral de Bahl

A pesar de la experiencia acumulada junto a grandes dirigentes de la política comarcal, el Intendente de la capital provincial parece empecinado en destruir un ejercito que no le es propio.

Maquiavelo sintetizó claramente cuales deben ser los caminos a transitar por un dirigente que accede al poder con soldados de un ejercito que no le son propios.

La polifacética composición del partido gobernante con sus innumerables líneas internas hacen casi imposible que un emperador pueda acceder a la máxima magistratura sin tener que cooptar a soldados de otros ejércitos.

He ahí el primero de los dilemas a resolver y que, Bahl, parece no interpretar.

La construcción política de su grupo se resume a una militancia contractual, una militancia que siendo rentada se corre el riesgo de que un nuevo líder con más recursos pueda atraer para sus huestes.

La avaricia propicia un escenario de enojos.

Sin ejercito noble propio, como dije, con una militancia contractual como escudo, Bahl enfrenta otro desafío.

Necesariamente debe contener a los suyos pero sin perder de vista las demandas del ejercito prestado por otros segmentos de las líneas internas pejotistas.

Este segundo dilema, más complejo de resolver, comienza a pasarle facturas y pronuncia las fracturas intestinas.

La evidencia surge de un dato reciente.

Sin ejercito propio, Bahl eleva al parlamento una norma que pretende regular honorarios y cargar los gastos administrativos a los eventuales infractores de tránsito en la comarca.

El proyecto que fue aprobado, mediante el cual se distribuyen en partes iguales los resultados económicos entre la policía de Entre Ríos y la comuna capitalina, y que contempla la imposición de multas pecuniarias aplicadas a través del mecanismo de fotomulta, obvió el detalle de los costos de gestión. El correctivo enviado al parlamento local contemplaba que serían los infractores los que debían cargar con los costos de la gestión.

Es ahí donde queda en evidencia que el ejecutivo municipal está en crisis. Una crisis generada por la ambición frente a los propios y el aislamiento al que sometieron a la tropa prestada con la accedió al poder.

Para alcanzar la aprobación de la ordenanza que modificaba la ya aprobada, bastaba con el acompañamiento de la mayoría simple. Mayoría que todo oficialismo, en la previa, tiene.

Que no se pudiera aprobar el proyecto deja en evidencia que esa mayoría ya no es tal.

Las divisiones internas se profundizan y la interna derrumba el apetito electoral de Bahl. No solo para su reelección. Para sus aspiraciones superiores.

Bahl debería dedicar parte de su tiempo a la lectura de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo y dejar de lado su avaricia.

 

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